Dado que los activos de los mercados emergentes se encuentran bajo presión debido a la subida de los tipos de interés estadounidenses, a un dólar fuerte y a una guerra comercial que va en aumento entre Estados Unidos y China, nuestros equipos de renta variable y bonos dan su opinión sobre las áreas a evitar y los lugares donde están surgiendo las bolsas de valor.
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2018 ha demostrado ser un año difícil para los inversores en mercados emergentes. Tanto las acciones como los bonos han sufrido fuertes caídas, ya que la subida de los tipos de interés de Estados Unidos y un dólar más fuerte hicieron que los flujos de inversión revertieran la tendencia. La confianza se ha visto aún más socavada debido a la guerra comercial que va en aumento entre Estados Unidos y China y a la desaceleración en la economía de esta último.
Inicialmente, Argentina y Turquía se situaron en un primer plano y las monedas de ambas naciones se hundieron hasta niveles récord, ya que los inversores retiraron su dinero de dos países que se consideraban especialmente dependientes del capital extranjero.
Sin embargo, las ventas han seguido extendiéndose más allá de sus fronteras a medida que los inversores intentan evaluar qué otros países son más vulnerables a un endurecimiento de las condiciones monetarias globales. Con el desplome del índice de renta variable MSCI EM en más de un 17 por ciento en dólares de los Estados Unidos respecto a su pico de enero y a la caída también considerable de los índices de bonos –el índice de bonos en moneda local de mercados emergentes de JP Morgan cayó un -8,4 por ciento en dólares de los Estados Unidos durante nueve meses hasta finales de septiembre– la gran pregunta que se hacen los inversores es si los mercados emergentes ya han superado lo peor o si la situación podría deteriorarse aún más.
Los tipos de interés de Estados Unidos afectan a la deuda de los ME
Según Aaron Grehan, deputy head of emerging market debt de Aviva Investors, el resultado depende principalmente de lo que suceda con los tipos de interés estadounidenses.
«Hasta ahora, una subida limitada ha sido el catalizador de algunos problemas importantes. Es probable que estos problemas se agudicen si se produce otra fuerte subida de los tipos», afirma.
Hasta hace poco, la opinión consensuada era que cualquier venta masiva sería de menor magnitud que la del episodio conocido como «taper tantrum» del verano de 2013. Sin embargo, dado que la caída de los precios ya está acercándose a esos niveles y que el entorno macroeconómico al que se enfrentan muchos países mantiene una nota aciaga, Grehan cree que existe una preocupación justificada ya que los desafíos a los que se enfrentan los mercados no se disiparán con facilidad.
«Hasta la fecha, la venta masiva se ha contenido relativamente, siendo Turquía y Argentina los países que se han llevado la peor parte de la presión de las ventas. Si bien la deuda de otros países no muy bien calificados también se ha vendido por solidaridad, existe el riesgo de que la presión se intensifique», añade. «En conjunto, los países no han tenido suficiente tiempo ni voluntad para mejorar sus posiciones fiscales y, posteriormente, los créditos con calificación «B» de menor calidad se encuentran en una posición sustancialmente más débil».
Aumento de la divergencia dentro del universo de la deuda de los mercados emergentes
Le preocupa que países como el Líbano, Ecuador y Egipto, que dependen de la financiación externa, no puedan mantener el acceso al mercado y, como resultado, se estén evitando los bonos estos tres países.
Por otro lado, Grehan se muestra optimista por el rendimiento de segmentos del mercado con mejor calificación, y observa que la prima ofrecida por la deuda con calificación crediticia de grado de inversión («investment grade» (IG)) en relación con los títulos del Tesoro de los EE.UU. en realidad ha disminuido a lo largo de este año.
Afirma que «la estabilidad a largo plazo en la calidad del crédito en el universo de IG ofrece una imagen muy diferente a la de los créditos con calificación «B». La preocupación por las ventas masivas podría suponer no entender en un sentido más amplio las diferencias en la calidad crediticia de los países y los riesgos a los que se enfrentan».
En el segmento de grado de inversión del mercado, su preferencia actual se inclina por la deuda emitida por determinados países de Oriente Medio, particularmente Qatar. Grehan observa que el diferencial de un bono a 30 años emitido por Qatar en abril con un rendimiento de 205 puntos básicos sobre títulos comparables del Tesoro de EE.UU. se ha reducido 40 puntos básicos.
En opinión de Grehan, «esto demuestra que seleccionar los países adecuados es clave para generar los rendimientos atractivos a largo plazo que aún existen en la clase de activos».
Acciones de mercados emergentes: las tasaciones mejoran, pero los riesgos permanecen
Alistair Way, head of emerging market equities de Aviva Investors, considera de forma similar que, si bien las ventas masivas han favorecido que las tasaciones tengan un aspecto atractivo, siguen existiendo riesgos considerables; en particular, si el dólar siguiera subiendo debido a los tipos de interés más altos de los Estados Unidos y las tensiones comerciales se deterioraran.
«Hemos sido testigos de fuertes ventas masivas. Existe la opinión de que se trata de una clase de activos procíclicos que tiene problemas cuando el dólar sube y no creo que eso cambie», dice Way.
Añade que, si bien las ganancias corporativas se han mantenido razonablemente bien, «no ha habido un relato lo suficientemente positivo como para ayudar a los mercados a salir de la crisis actual».
Por otra parte, dado que las acciones parecen ahora mucho más baratas de lo que han sido durante un tiempo, y ciertamente en relación con los mercados desarrollados –por ejemplo, los ratios precio-valor de las compañías de los mercados emergentes son ahora un 30 por ciento más baratas que las de otras semejantes en mercados desarrollados, alrededor del doble del nivel de descuento promedio visto en los últimos 16 años– no procede mostrarse excesivamente pesimistas.
Way recela de las acciones indonesias y brasileñas, dado que es probable que los inversores se muestren inquietos por aquellos países que simultáneamente tienen déficits presupuestarios y de cuenta corriente.
Sin embargo, añade que es importante reconocer que los índices de los mercados emergentes están cada vez más dominados por empresas de países asiáticos con economías grandes y relativamente estables.
«China, Corea y Taiwán son las grandes piezas móviles del índice. Aunque existe una gran especulación acerca de la estabilidad de la economía china, parece que los responsables de las políticas tienen las cosas prácticamente bajo control. La estabilidad fundamental de estos países y su falta de sensibilidad frente al ciclo global de los tipos y a los movimientos monetarios son tranquilizadoras», dice Way.
Dado que las carteras de Aviva Investors se inclinan desde algún tiempo hacia empresas de mayor calidad con balances sólidos y rendimientos de dividendos atractivos, Way pretende aumentar gradualmente la exposición a compañías prometedoras con posibilidades de «crecimiento de las ganancias transformacionales».
Percibe una serie de atractivas oportunidades de inversión en el mercado chino, que ha tenido uno de los peores resultados este año.
«Se trata de una economía muy dinámica con muchas empresas prometedoras con tasaciones bastante baratas, que es exactamente lo que estamos buscando», dice Way.
Se interesa en particular por empresas centradas en los sectores de consumo y servicios nacionales, y también está estudiando el sector tecnológico en el que hay algunas «empresas realmente interesantes desde una perspectiva a más largo plazo», y donde los precios de las acciones han caído considerablemente.
Fuente para todos los datos del mercado: Bloomberg