En busca de claridad, nos hemos propuesto proporcionar una herramienta de búsqueda a los inversores a través de la literatura académica, entrevistando a expertos y contrastando la teoría con la realidad. Y, aunque nuestro enfoque se centra en los mercados de renta variable, también abordamos algunos de los factores clave a tener en cuenta en el caso de la renta fija y los activos reales.

2 minutos de lectura

La objeción de Friedman

El economista Milton Friedman, ganador del Premio Nobel, dijo: “La responsabilidad social de las empresas es una sola y única: utilizar sus recursos y realizar actividades destinadas a aumentar sus beneficios siempre que se respeten las reglas del juego, es decir, que actúen en un marco de libre competencia, sin engaños ni fraudes”.1

Friedman, quizás el economista del libre mercado más famoso del siglo XX, describió la idea de que las empresas tienen una responsabilidad hacia la sociedad en su conjunto como una «doctrina fundamentalmente subversiva». Su artículo de fondo para The New York Times Magazine, publicado en septiembre de 1970, suscitó un acalorado debate sobre si las empresas pueden aumentar su valor mediante la incorporación de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en sus actividades comerciales. Si bien ese argumento sigue siendo válido cerca de medio siglo después, y se ha ampliado para incluir bonos y activos reales, existe un creciente conjunto de pruebas que sugieren que sí pueden hacerlo.

Bell Pottinger, KPMG y Miramax constituyen algunos ejemplos recientes de lo que puede suceder a las empresas establecidas cuando no tienen en cuenta los factores ESG. Y dado que se espera que los gobiernos y otros organismos sigan endureciendo las reglamentaciones en los próximos años, ya sea obligando a las empresas a reducir su huella de carbono, aumentar la diversidad de su mano de obra o mejorar su estructura de gestión, el sentido común sugiere que las empresas con visión de futuro que sean las más rápidas en reaccionar ante el cambiante panorama tendrán una ventaja competitiva.

Desde la perspectiva del inversor, si las empresas pueden aumentar su valor siendo "responsables", surgen varias preguntas: ¿se puede ganar dinero invirtiendo en fondos que excluyen a las empresas si no cumplen determinados criterios ESG? En caso negativo, ¿La integración de las consideraciones ESG en el proceso de inversión, como complemento de los criterios de valoración tradicionales, mejora el rendimiento de la inversión? ¿Vale la pena interactuar con las empresas para mejorar sus credenciales ESG? ¿Pueden los inversores contribuir en la lucha contra las deficiencias del mercado?

Evidencia empírica

El sentido común sugiere que las empresas con visión de futuro que reaccionen con mayor rapidez a los cambios del panorama tendrán una ventaja competitiva

Tras la publicación del controvertido artículo de Friedman, el debate inicial se centró principalmente en afirmaciones simplistas con la intención de justificar puntos de vista filosóficos opuestos. Apenas se hizo hincapié en saber si las empresas que adoptaron prácticas comerciales sostenibles fueron recompensadas por los mercados financieros en este sentido.

Sin embargo, en los últimos años, investigadores del mundo académico y de la industria de la gestión de activos, basándose en un universo de datos, en constante expansión, han llevado a cabo numerosos estudios para determinar si existe tal relación.

Contamos con pruebas suficientes para afirmar que las empresas que adoptan prácticas empresariales sostenibles obtienen mejores resultados a largo plazo, lo que a su vez es recompensado por los mercados financieros.

Según un grupo de investigadores de la Universidad de Hamburgo y de Deutsche Asset and Wealth Management, se encontró una relación positiva entre las calificaciones ESG y el rendimiento empresarial en cerca de la mitad de los más de 1.800 estudios académicos publicados desde 1970, con una correlación negativa en apenas el 10 % de los casos.2  Por ejemplo, un estudio realizado por Harvard Business School en julio de 2013 reveló que, en un periodo de 18 años, una muestra de 90 empresas de “alta sostenibilidad” “superó con creces” a 90 empresas de baja sostenibilidad, tanto en el mercado de valores como en términos de mediciones contables.3

Se han encontrado resultados similares en el caso de otras clases de activos. Por ejemplo, un estudio realizado en 2016 por analistas de Barclays reveló una ventaja de rentabilidad “pequeña, pero constante” al imponer una inclinación positiva o negativa a diferentes factores ESG en una cartera de bonos corporativos estadounidenses con grado de inversión.4

En lo que respecta a los bienes raíces, un informe de 2008 de la Fundación Sueca para la Investigación Ambiental Estratégica (MISTRA) determinó que el aumento de los precios de los recursos, el endurecimiento de las reglamentaciones nacionales e internacionales, los cambios en las demandas de los arrendatarios y las oportunidades que presentan los nuevos materiales de construcción y las nuevas tecnologías están incrementando la importancia financiera de las cuestiones ESG para los inversores en el sector de la inversión en bienes raíces.5

Sin embargo, algunos de dichos estudios plantean ciertos problemas. Para empezar, como señalan Halbritter y Dorfleitner, la mayoría se basan en series temporales cortas, ya que las agencias de calificación tienden a no comenzar su trabajo antes del comienzo del actual milenio.6 Más problemático aún es el hecho de que los criterios ESG son difíciles de medir de forma coherente y puramente objetiva. Habida cuenta de que existen varias agencias especializadas que emiten calificaciones ESG, con variaciones significativas en sus metodologías, procede tener en cuenta tales diferencias.

Fundamentalmente, muchos estudios no logran establecer una diferencia entre correlación y causalidad. A menudo, cuando se descubre una correlación, se interpreta en el sentido de que las altas puntuaciones ESG conducen a un mejor rendimiento financiero. Pero podría ser que un mayor rendimiento financiero esté permitiendo que las empresas inviertan en medidas que probablemente mejoren sus resultados en materia de ESG. En vista de que la mayoría de los estudios no logran explicar el mecanismo que conduce a un mejor rendimiento, Harvey y otros (2016) advierten que el simple hecho de centrarse en los datos históricos corre el riesgo de “minar las correlaciones”.7

Explicaciones lógicas

Sin embargo, existen explicaciones lógicas de por qué una calificación ESG alta o mejorada podría aumentar el rendimiento de las inversiones. En primer lugar, es probable que los activos respaldados por altas calificaciones ESG sean menos arriesgados. Si bien a corto plazo las empresas pueden, en determinados casos, salirse con la suya explotando a sus clientes o a su mano de obra, o degradando el medio ambiente, el sentido común sugiere que, con el tiempo, se verán perjudicadas por ese comportamiento. De hecho, según un informe de Bank of America Merrill Lynch de 2018, un inversor que únicamente comprara acciones con resultados ambientales y sociales de Thomson Reuters por encima de la media cinco años antes de lo sucedido habría evitado el 90 % de las 500 empresas del S&P que se declararon en bancarrota entre 2005 y 2017.8

Contamos con pruebas suficientes para afirmar que las empresas que adoptan prácticas empresariales sostenibles obtienen mejores resultados a largo plazo

Los analistas afirmaron que la inversión basada en criterios ESG habría ofrecido a los inversores de renta variable a largo plazo beneficios sustanciales a la hora de reducir el riesgo de precios, el riesgo de beneficios e incluso el riesgo existencial de los valores estadounidenses. Concluyeron que los criterios ESG constituían “la mejor señal para los riesgos de inversión futuros”.

En segundo lugar, abundan las pruebas que sugieren que las empresas con una alta calificación tienen un menor coste de capital. Varios estudios han revelado que el buen desempeño medioambiental está correlacionado con un menor coste de la deuda y una mejor calificación crediticia (Graham y Maher;9 Bauer y Hann;10 y Schneider11), y uno de ellos ha constatado lo mismo en el caso de las buenas relaciones con los empleados (Bauer y otros12). En cuanto al coste del capital propio de las empresas, la tasa interna de rendimiento (o tasa de descuento) que el mercado aplica a los flujos de caja futuros de una empresa para determinar su valor de mercado actual, los estudios de Dhaliwal y otros13 y de El Ghoul y otros14 son algunos de los que han llegado a la conclusión de que la mejora de la responsabilidad social de las empresas (RSE) puede reducir el coste del capital propio de las empresas y, por tanto, aumentar su valor.

Aunque los escépticos han sugerido que la sostenibilidad y el coste del capital estaban correlacionados por el mero hecho de que ambos se veían afectados por otras variables, este último estudio estableció un vínculo persistente entre los criterios ESG y el coste del capital propio, incluso después de tener en cuenta muchas otras variables, como la industria, el tamaño, el “beta” y el apalancamiento.

Los autores plantearon la hipótesis de que las empresas con una alta puntuación en RSE disfrutan de un menor coste del capital propio que las empresas con una menor puntuación en RSE, debido a que estas últimas tienen una base de inversores más pequeña y mayores riesgos aparentes.

También concluyeron que los directivos de las empresas con baja puntuación en RSE deberían considerar la posibilidad de aumentar las inversiones en actividades relacionadas con la RSE, “especialmente en las áreas de relaciones laborales, políticas medioambientales y estrategias de producto”.

ESG Matters graph

No obstante, incluso si existen razones de peso para creer que existe una relación entre las clasificaciones ESG y el rendimiento corporativo, no siempre ha estado claro que los inversores hayan podido beneficiarse de ello en sus carteras.

Proyección negativa: el jurado sigue deliberando

El segmento de mercado ESG ha crecido con fuerza en los últimos años. Los activos socialmente responsables bajo gestión en todo el mundo crecieron hasta alcanzar la cifra de 23 billones de dólares estadounidenses en 2017, más de la cuarta parte del total, y un aumento del 27 % con respecto a 2014, según la Alianza Mundial para la Inversión Sostenible.

Los estudios han revelado que la mejora de la responsabilidad social de las empresas (RSE) puede reducir su coste de capital propio.

Sin embargo, muchos participantes de la industria aún no están convencidos de los méritos de la inversión sostenible. Según un estudio reciente de 500 fondos de pensiones, fundaciones, fondos de dotación y fondos soberanos, cerca de la mitad de los encuestados expresaron su preocupación por la posibilidad de que pudiera perjudicar la rentabilidad.15

Su cautela quizás no sea tan sorprendente si se tiene en cuenta que, históricamente, la inversión «responsable» consistía en fondos de inversión que evitaban diversas empresas (como los fabricantes de armas y las tabacaleras o las empresas extractoras de combustibles fósiles) y que estaban diseñados para apelar a los puntos de vista éticos de determinados inversores. Más recientemente, algunos fondos han adoptado una selección positiva, invirtiendo únicamente en empresas de alta calificación. El problema con cualquiera de ambos enfoques es que tener menos empresas entre las que elegir implica menos oportunidades rentables.

Si bien la mayor parte de los estudios parecen demostrar que las empresas pueden mejorar la rentabilidad para sus accionistas mejorando su calificación ESG, Fabozzi y otros han encontrado pruebas de que las inversiones en los fabricantes de alcohol, tabaco y armas (las denominadas “acciones del pecado”) pueden generar rendimientos anormales durante largos períodos16. Una de las explicaciones que se han ofrecido es que, en vista de que muchos inversores las rechazan, con frecuencia estos activos pueden estar infravalorados. En el caso de los valores de las empresas tabacaleras, podría ser que el mercado tiende a infravalorar sus cualidades defensivas y sus elevados rendimientos de dividendos, optando en su lugar por centrarse en las limitadas perspectivas de crecimiento de las empresas.

Numerosos estudios han intentado establecer las implicaciones financieras de invertir en fondos de inversión éticos. Si bien algunos señalaron un rendimiento significativamente inferior al de los fondos de inversión de renta variable convencionales, y unos pocos documentaron lo contrario, la mayoría parece sugerir que la diferencia en el rendimiento medio entre ambos es escasamente significativa (véase, por ejemplo, Statman;17 Bauer y otros;18Benson y otros19).

Brière y otros20 concluyen que, si bien, por un lado, la selección socialmente responsable desempeña un papel secundario en la explicación de la «evolución del rendimiento de muchos fondos de inversión», esto significa que los inversores ESG pueden lograr una rentabilidad de cartera equivalente a la de los fondos convencionales, al tiempo que alcanzan sus objetivos éticos.

La integración ESG funciona

El hecho de que la investigación no encuentre un caso convincente para invertir en fondos mutuos éticos no debería ser una sorpresa, ya que estos fondos nunca han sido diseñados para ofrecer un rendimiento superior en primer lugar.

Esta modesta contribución media... puede parecer decepcionante. Pero también significa… que los inversores pueden hacer lo mismo, bien o mal, mientras hacen el bien», argumentan.

Sin embargo, incluso si se llega a la conclusión de que la inversión en tales fondos ofrece pocos beneficios económicos, esto no implica necesariamente que no haya ningún mérito en aplicar los criterios ESG de otro modo. Aunque Halbritter y Dorfleitner están entre los que argumentan que es difícil detectar una relación entre las calificaciones ESG y el rendimiento corporativo que se pueda aprovechar, muchos otros estudios sugieren lo contrario.

“Es lógico que, si uno cree que los factores ESG pueden ayudar a impulsar el rendimiento del precio de los activos, existe una relación que debe ser aprovechada por los inversores”, opina Steve Waygood, director general responsable de inversiones de Aviva Investors. En los últimos años, los inversores han dejado de aplicar pantallas, ya sea de tipo negativo o positivo, y han pasado a integrar las consideraciones ESG en los principales procesos de inversión y en ámbitos como la inversión de impacto.

Waygood dice que la razón para hacerlo se reduce en última instancia a la medida en que se cree en la hipótesis del mercado eficiente: la idea de que los precios de los activos reflejan plenamente toda la información disponible y es imposible “superar al mercado” de forma coherente sobre una base ajustada al riesgo.

Los defensores de esta teoría sostienen que si una calificación ESG elevada ayuda a una empresa a reducir su coste de capital, y señalan que es una inversión menos arriesgada, esto debería reflejarse rápidamente en el precio de sus activos. Sin embargo, como explica Waygood, abundan las pruebas que sugieren que los mercados están lejos de ser perfectos. “Sus imperfecciones son mucho más evidentes cuando se trata de observar los factores ESG, de los que muchos inversores simplemente hablan a la ligera”, comenta.

Según el profesor Gordon Clark, de la Facultad de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford, el panorama está nublado en parte porque algunos estudios analizan la puntuación ESG absoluta de una empresa y otros un cambio en dicha puntuación. Es importante distinguir entre ambas posiciones, ya que los inversores pueden tratar de obtener beneficios de las mismas.

“Un aumento en la clasificación ESG llamará la atención de los accionistas y generará una prima. Puede que no dure mucho tiempo, pero ciertamente generará una prima. Del mismo modo, una disminución en la calificación ESG conllevará una penalización», argumenta Clark. Por otra parte, sugiere que la oportunidad de añadir valor es especialmente cierta en el caso de las empresas más pequeñas, donde «pueden persistir considerables asimetrías de información”.

Clark añade que, aunque es probable que se gane menos dinero invirtiendo simplemente en empresas que ya cuentan con altas puntuaciones ESG, incluso en este caso existe la oportunidad de añadir valor en la medida en que los mercados no entienden bien todas las cuestiones y no las tienen en cuenta en los precios de las acciones. A modo de ejemplo, un estudio realizado en 2016 por Shank y Shockey reveló que, entre septiembre de 2002 y marzo de 2013, una cartera de acciones de la empresa, con la misma ponderación, arrojó una puntuación más alta en cuanto al rendimiento de sostenibilidad corporativa en 18 sectores industriales diferentes, con un rendimiento del 3,68 % anual entre septiembre de 2002 y marzo de 2013. Esto se compara favorablemente con el rendimiento medio anual del S&P 500 del 2,11 %, y la diferencia se considera estadísticamente significativa.21

Dictadura del corto plazo e incentivos distorsionados

Waygood afirma que existe una serie de razones por las que los precios de los activos no reflejan con precisión las consideraciones en materia de ESG. Para empezar, cree que, dado que a los bancos de inversión les interesa comercialmente mantener relaciones sólidas con sus clientes, los investigadores a menudo no tienen en cuenta los factores ESG en sus análisis.

“Desprestigiar a un cliente o cliente potencial del banco de inversiones puede no ser beneficioso para el banco o para la carrera del analista. Esto tiene consecuencias para el funcionamiento eficiente de los mercados”, afirma.

La oportunidad de añadir valor es especialmente cierta en el caso de las empresas más pequeñas.

La falta de datos completos y comparables sobre el mercado ESG, la falta de experiencia de los inversores institucionales en las consideraciones en materia de ESG o el programa de estudios de la titulación de analista financiero colegiado son otras de las barreras que se oponen a la eficiencia de los mercados. Pero quizás la fuente más importante de ineficiencia del mercado sean los incentivos existentes dentro del sistema que llevan a que prevalezcan opiniones con un horizonte excesivamente corto.

A las juntas directivas de las empresas y a la mayoría de los analistas financieros les preocupan los resultados trimestrales, mientras que los gestores de fondos se ven con demasiada frecuencia inducidos a invertir de una manera que se asemeja más a la especulación que a la verdadera apropiación de la inversión. En consecuencia, se concede más importancia a los costes o beneficios a corto plazo de una iniciativa que a los que se obtienen a largo plazo, y es probable que muchas de las consideraciones ESG solo se manifiesten en un horizonte muy lejano.

La otra razón principal por la que a menudo no se tienen en cuenta los criterios ESG es que son subjetivos, y la evaluación del impacto de los fracasos es complicada. Analicemos el tema del cambio climático. La evidencia científica sugiere de manera abrumadora que el cambio climático provocado por el hombre es una realidad, y la necesidad de limitar el aumento de los niveles de temperatura tendrá implicaciones importantes para una amplia gama de industrias. Pero el impacto total del cambio climático tardará años en dejarse sentir, y sus consecuencias son difíciles de cuantificar.

Los analistas financieros suelen utilizar un marco de «flujos de caja descontados» para valorar los activos financieros. Por ejemplo, pueden sumar los flujos de efectivo estimados para los próximos cinco años y luego añadir un “valor final” para el negocio como medio de valorar todos los flujos de efectivo futuros que son cada vez más inciertos más allá de este punto en el tiempo.

Por desgracia, esta metodología es de poca utilidad cuando se trata de fijar con precisión el precio de muchos activos financieros. Por ejemplo, se supone que los yacimientos de carbón propiedad de los grupos mineros cuentan con una década o más de vida. Sin embargo, todo indica que las emisiones de carbono se gravarán cada vez más, lo que podría obligar a las empresas a abandonar por completo los depósitos. Lo mismo ocurre en el resto del sector de los combustibles fósiles. Los prospectores de petróleo y gas simplemente no podrán aprovechar todas sus reservas si el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura mundial a dos grados centígrados está a punto de cumplirse.

No obstante, a pesar de que un valor puede atribuirse a una caída en el crecimiento de las ventas o a un aumento en el pago de dividendos, la valoración de este tipo de riesgo con respecto a la calidad de los beneficios de un prospector petrolero es más subjetiva. El hecho de que el resultado sea tan incierto hace que el mercado haga caso omiso de la cuestión. A su vez, esto significa que hay ineficiencias que deben ser explotadas por los inversores dispuestos a analizar con suficiente detalle las perspectivas a largo plazo de las empresas.

La integración y el problema de la medición

Lamentablemente (y quizás una de las principales razones por las que la gente todavía se pregunta si los criterios ESG pueden añadir valor) resulta difícil cuantificar con precisión el valor de integrar las consideraciones ESG en el proceso de inversión. El director global de gobierno corporativo de Aviva Investors, Mirza Baig, explica que, dado que se trata de una de las múltiples consideraciones de inversión, “es imposible desenmarañar su efecto sobre la rentabilidad de los fondos de otros factores de una manera puramente objetiva”.

No obstante, tanto él como Waygood insisten en que existen pruebas abrumadoras de que los datos ESG pueden ofrecer a los inversores una visión valiosa de lo bien que funciona un negocio, dónde están sus riesgos materiales y qué tan sostenibles son realmente su modelo de negocio y sus prácticas. En consecuencia, no hay ninguna razón lógica por la que los gestores de fondos que todavía no lo hayan hecho no deseen ampliar su proceso de inversión mediante la integración de datos no financieros significativos.

El colapso de Enron, así como el desastre petrolero de Deepwater Horizon y el escándalo de las emisiones fraudulentas que borraron miles de millones del valor de BP y Volkswagen, respectivamente, son tres de los ejemplos más destacados de fracasos en ESG que se conocen en los últimos tiempos.

Si bien es posible que resulte imposible detectar todas estas deficiencias de antemano, Waygood cree que los inversores pueden identificar suficientes como para justificar la integración de las consideraciones en materia de ESG en su proceso de toma de decisiones. “Nuestras carteras de renta variable activas liquidaron las acciones de Volkswagen poco antes de que estallara el escándalo de las emisiones en septiembre de 2015, por sospechar que el equipo directivo de la empresa no era de un nivel lo suficientemente alto. No sabíamos que estaba a punto de estallar el escándalo de las emisiones, pero ya no confiábamos en el equipo de gestión”, dice.

Nada de esto implica integrar de forma irreflexiva las consideraciones ESG en el proceso de inversión, lo que puede añadir valor. Dado que las correlaciones son susceptibles de cambiar con el tiempo, y puesto que la correlación no evidencia causalidad en primer lugar, el simple hecho de utilizar fuentes de datos externas, inyectar información en un modelo cuantitativo y esperar que esto conduzca a un rendimiento superior es una quimera.

Es necesario dedicar tiempo suficiente al análisis de cada empresa: la calidad de su gerencia y la transparencia de sus informes; la probabilidad de que se vea afectada por cambios normativos; los riesgos políticos y medioambientales en sentido amplio; y evaluar en qué medida está bien situada para responder a estos desafíos en relación con sus competidores.

Baig considera que las consideraciones sobre ESG son un factor que todos los gestores de fondos deberían incorporar en sus procesos de valoración y gestión de riesgos. A veces podrá ser predominante, otras veces menos. “El papel de un equipo ESG no es decirles a los gestores de fondos que no inviertan en un sector en particular. Esa decisión depende en última instancia del cliente. Por el contrario, su rol consiste en ayudarles a comprender los riesgos asociados con las empresas en particular y, en la medida de lo posible, evaluarlos de manera adecuada. Si el cliente quiere invertir, por ejemplo, en el sector minero o tabacalero, es importante que el gestor del fondo invierta en la empresa adecuada”, afirma.

¿Comprometerse o desentenderse?

La integración de los criterios ESG en el proceso de inversión puede contribuir a mejorar el rendimiento de otras formas. Las evidencias sugieren que las empresas pueden crear valor al mejorar sus puntuaciones ESG, de ahí que sea lógico comprometerse con las mismas para ayudar a mejorar su enfoque. Por ejemplo, los inversores tal vez deseen instar a una compañía petrolífera a mejorar su historial de seguridad para reducir el peligro de derrames de petróleo, o a ser más transparente a la hora de evaluar los riesgos a los que se enfrenta como consecuencia del cambio climático. Estas mejoras probablemente se verán recompensadas por el mercado, aunque no de forma inmediata.

Dicho esto, hay que tomar una decisión en términos de cuánto tiempo y dinero se debe dedicar razonablemente a la relación con las empresas, sobre todo porque es probable que haya un problema de «parasitismo» con otros inversores que se beneficien potencialmente de esos esfuerzos. Colaborar con otros inversores a menudo puede resultar útil.

Reforma de los mercados

There is a decision to be made in terms of how much time and money should sensibly be devoted to engaging with companies

También es importante reconocer los límites de lo que el compromiso puede lograr frente a fallos específicos del mercado, incluida la incapacidad de valorar correctamente el impacto del cambio climático y el agotamiento de recursos naturales como las poblaciones de peces y el agua dulce. Si bien incumbe principalmente a los gobiernos velar por que la economía mundial funcione de manera sostenible, también en este caso la industria de la inversión tiene un papel que desempeñar al comprometerse con los gobiernos, los organismos reguladores y las instituciones supranacionales con el fin de garantizar que los mercados funcionen de la manera más eficiente posible.

Por ejemplo, la falta de datos comparables y coherentes sobre las consideraciones en materia de ESG que figuran en los registros bursátiles de las empresas de todo el mundo es un problema de primer orden a la hora de tomar decisiones de inversión. Una iniciativa de las Naciones Unidas en 2008, liderada por Aviva Investors, cuyo objetivo era conseguir que todas las principales bolsas de valores del mundo cambiaran sus normas de cotización, puede ayudar a resolver este problema. Hasta la fecha, más de sesenta bolsas de valores han adoptado la iniciativa “Bolsas de valores sostenibles”, cuyo objetivo es mejorar el grado en que las empresas divulgan su cumplimiento de los diferentes criterios de sostenibilidad.

En términos más generales, el hecho de asegurar que los gobiernos y los reguladores establezcan las normas correctas, creen medidas fiscales como los impuestos sobre el carbono o establezcan mecanismos de mercado como los planes de comercio de carbono, los gestores de fondos pueden ayudar a que se evalúen correctamente los factores externos. Los investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad Erasmus estimaron en 2013 que las emisiones de metano causadas por la reducción del hielo marino en una sola zona del Ártico podrían costar la friolera de 60 billones de dólares estadounidenses, lo que equivale a la producción económica mundial del año anterior.22

Aunque la exactitud de la estimación es discutible, no cabe duda de que se crearán enormes distorsiones del mercado si los gobiernos no abordan esta cuestión con urgencia. Al animarlos a hacerlo, los gestores de fondos pueden crear valor para sus clientes poniendo su capital a trabajar en los lugares adecuados.

La tendencia es clara

Con la creciente evidencia de que elevar los estándares ESG conduce a una mejora del rendimiento corporativo, las empresas están prestando cada vez más atención a estas consideraciones. Este hecho se ve reforzado por el peso del dinero que fluye hacia las inversiones responsables, lo que obliga a los gestores de fondos a considerar también con seriedad los criterios ESG.

Según la nota de investigación de Bank of America Merrill Lynch, un “muro de dinero” se dispone a entrar en las estrategias ESG. Los posibles flujos de entrada de los “milenials” por sí solos podrían impulsar entre 15 y 20 billones de dólares estadounidenses en estrategias orientadas a los criterios ESG durante las próximas dos o tres décadas, lo que equivale aproximadamente al tamaño del índice S&P 500 actual. Esta evolución llevaría a que las consideraciones en materia de ESG se integraran cada vez más en la corriente principal.

El hecho de que el debate suscitado por Friedman siga latente cerca de 50 años después se debe, en parte, a que sus comentarios se han sacado a menudo de contexto. En una parte olvidada del citado artículo, también dijo que la responsabilidad de un ejecutivo corporativo es “ganar tanto dinero como sea posible, respetando las reglas básicas de la sociedad; tanto las que están incorporadas en las leyes como las que están incorporadas en las costumbres éticas”.

En la medida en que el propósito de una empresa no es aportar dinero a causas filantrópicas, a no ser que redunde en su beneficio económico, por ejemplo, mejorando su imagen y el valor de su marca, o, como dijo Friedman, “el negocio de la empresa es el negocio”, Waygood está de acuerdo con él. En lo que no está de acuerdo es con la definición de Friedman de lo que significa ser una empresa socialmente responsable.

“Se equivocó al definirlo como hacer otras cosas que no fueran el negocio principal. Cumplir con las reglas básicas de la sociedad: ya sean normas laborales, de protección del medio ambiente o de buen gobierno, son fundamentales para todas las empresas”, señala Waygood.

Independientemente de cómo se defina y de cómo se mida posteriormente su impacto, cada vez es más difícil argumentar en contra de la incorporación de algún nivel de análisis ESG en las decisiones de inversión. Los inversores deben ser cautos a la hora de pagar en exceso por activos basados únicamente en criterios ESG, pero hay muchas razones para creer que invertir de forma responsable, lejos de dar lugar a una pérdida de rentabilidad, dará sus frutos.

Definitions

Revisión negativa

Evite títulos o sectores controvertidos basados en preocupaciones éticas relacionadas con su producto o proceso de producción. Esto puede originarse en una serie de áreas, tales como preocupaciones basadas en creencias religiosas, conflictos con la misión de una organización de caridad o fundación, o valores personales.

Revisión positiva

Inversión directa hacia empresas que ofrezcan soluciones a problemas sociales, éticos o ambientales. Algunas formas representan una orientación relativamente modesta de una cartera convencional, como la mejor de la industria. Otras formas pueden ser mucho más exclusivas, como invertir en el impacto de empresas sociales o fondos que invierten exclusivamente en soluciones para un tema, como el cambio climático.

Participación

Utilizar la influencia de la inversión, en particular, a modo de ejemplo, pero sin limitarse a ello, a los derechos vinculados a la acción. También se aplica a otras clases de activos, como la deuda corporativa, los bienes inmuebles y la infraestructura. Algunos inversores están experimentando la participación en bonos del Estado.

Integración

La integración de cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo relevantes en la filosofía y el proceso de gestión de activos, incluyendo idealmente la selección de valores, la construcción de carteras y la gestión del riesgo de la cartera.

Referencias

  1. The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits, The New York Times Magazine, September 13, 1970
  2. Friede G, Busch T & Bassen A (2015): ESG and financial performance: aggregated evidence from more than 2000 empirical studies, Journal of Sustainable Finance & Investment
  3. Eccles R, Ioannou I, & Serafeim G (2011): The Impact of Corporate Sustainability on Organizational Process and Performance, Working Paper Harvard Business School
  4. Sustainable investing and bond returns, Barclays research study into the impact of ESG on credit portfolio performance
  5. Hagart G & Knoepfel (2008): The value of environmental and social issues to real estate investors, The Swedish Foundation For Strategic Environmental Research
  6. Halbritter G and Dorfleitner G (2015). The wages of social responsibility — where are they? A critical review of ESG investing, Review of Financial Economics, vol. 26
  7. Harvey C, Liu Y & Zhu C (2016). “...and the Cross-Section of Expected Returns.” Review of Financial Studies, Vol. 29, No. 1, PP 5-68
  8. The ABCs of ESG, Bank of America Merrill Lynch research note published 10 September 2018
  9. Graham A & Maher J (2006). Environmental Liabilities, Bond Ratings and Bond Yields, in: Freedman, M., Jaggi, B. (eds.), Environmental Accounting: Commitment or Propaganda, Advances in Environmental Accounting & Management, Vol. 3, Elsevier Ltd. pp. 111-142.
  10. Bauer, R & Hann, D (2010). Corporate Environmental Management and Credit Risk, Maastricht University, European Centre for Corporate Engagement
  11. Schneider, T (2010). Is environmental performance a determinant of bond pricing? Evidence from the U.S. pulp and paper and chemical industries. Working Paper: University of Alberta.
  12. Bauer, R, Derwall, J & Hann, D (2010). Employee relations and Credit Risk. Working Paper Maastricht University and Tilburg University.
  13. Dhaliwal, D, Zhen Li, O, Tsang A & Yang Y, (2011). Voluntary Nonfinancial Disclosure and the Cost of Equity Capital: The Initiation of Corporate Social Responsibility Reporting. The Accounting Review, Vol 86 No 1, pp 59-100
  14. El Ghoul S, Guedhami O, Kwok C & Mishra D (2011). Does corporate social responsibility affect the cost of capital? Journal of Banking & Finance, Vol 35, Issue 9, pp 2388-2406
  15. Investors fear ESG investment will hurt returns, Financial Times October 11, 2017https://www.ft.com/content/112dd68a-ad01-11e7-beba-5521c713abf4
  16. Fabozzi F, Ma K & Oliphant B (2008) Sin Stock Returns. The Journal of Portfolio Management, 35(1)
  17. Statman M (2000) Socially responsible mutual funds. Financial Analysts Journal 60(4), pp 44-53
  18. Bauer R, Koediji K & Otten R (2005) International evidence on ethical mutual fund performance and investment style. Journal of Banking & Finance, 29(7) pp 1751-1767
  19. Benson K, Brailsford T & Humphrey J (2006) Do socially responsible fund managers really invest differently? Journal of Business Ethics, 65(4) pp 337-357
  20. Brière M, Peillex J & Ureche-Rangau L (2016) Do Social Responsibility Screens Matter When Assessing Mutual Fund Performance? Financial Analysts Journal 73(3)
  21. Shank T & Shockey B (2016) Investment Strategies when selecting sustainable firms, Financial Services Review, Vol 25, No. 2
  22. Cost of Arctic methane release could be ‘size of global economy’: Nature, July 2013could be ‘size of global economy’

Vistas relacionadas

Información importante

Este documento se dirige exclusivamente a clientes y asesores profesionales. No debe ser consultado ni utilizado por clientes minoristas.

Salvo que se indique lo contrario, la fuente de toda la información es Aviva Investors Global Services Limited (AIGSL). A 25 de septiembre de 2018. Salvo que se indique lo contrario, todas las perspectivas y opiniones son de Aviva Investors. No deberá considerarse como garantía de rentabilidad de las inversiones gestionadas por Aviva Investors ni tampoco como consejo de ningún tipo. La información contenida en el presente documento se ha obtenido a través de fuentes que se consideran fiables, pero no se ha comprobado de forma independiente por parte de Aviva Investors, y no se garantiza que la información sea exacta. La rentabilidad pasada no es una guía para la rentabilidad futura. El valor de una inversión y cualquier rentabilidad de la misma podrá bajar o subir y el inversor puede que no recupere la cantidad original invertida. Nada de lo contenido en este material, incluidas las referencias a valores, clases de activos y mercados financieros específicos, tiene por objeto ni debe interpretarse como asesoramiento o recomendaciones de cualquier naturaleza. Este documento no es una recomendación para vender ni comprar inversiones.

En el Reino Unido y Europa, este material ha sido elaborado y publicado por AIGSL, registrada en Inglaterra con el n.º 1151805. Domicilio social: St. Helen’s, 1 Undershaft, Londres, EC3P 3DQ. Autorizada y regulada en el Reino Unido por la Autoridad de Conducta Financiera (FCA). En Singapur, este material se distribuye a través de un acuerdo con Aviva Investors Asia Pte. Limited (AIAPL) para su distribución únicamente a inversores institucionales. Tenga en cuenta que AIAPL no ofrece ninguna investigación o análisis independientes sobre el fondo o la preparación de este material. Los destinatarios de este material deben ponerse en contacto con AIAPL en relación con cualquier asunto que surja o esté relacionado con el mismo. AIAPL, sociedad constituida de conformidad con las leyes de Singapur con número de registro 200813519W, posee una Licencia de Servicios de Mercados de Capitales válida para llevar a cabo actividades de gestión de fondos emitidos en virtud de la Ley de Valores y Futuros (Constitución de Singapur, Cap. 289) y Asesor Financiero Exento Asiático a los efectos de la Ley de Asesores Financieros (Constitución de Singapur, Cap.110). Domicilio social: 1 Raffles Quay, #27- 13 South Tower, Singapur 048583. En Australia, este material se distribuye a través de un acuerdo con Aviva Investors Pacific Pty Ltd para su distribución únicamente a inversores mayoristas. Tenga en cuenta que Aviva Investors Pacific Pty Ltd (AIPPL) no ofrece ninguna investigación o análisis independientes sobre el fondo o la preparación de este material. Los destinatarios de este material deben ponerse en contacto con AIAPL en relación con cualquier asunto que surja o esté relacionado con el mismo. AIPPL, sociedad constituida de conformidad con las leyes de Australia con número comercial 87 153 200 278 y número de compañía 153 200 278, posee una Licencia de Servicios Financieros Australianos (AFSL 411458) emitida por la Comisión de Valores e Inversiones de Australia. Dirección comercial: Level 30, Collins Place, 35 Collins Street, Melbourne, Vic 3000, Australia.

El nombre «Aviva Investors», tal y como se utiliza en el presente material, hace referencia a la organización mundial de actividades afiliadas de gestión de activos que funcionan con el nombre de Aviva Investors. Cada una de las filiales de los inversores de Aviva es una filial de Aviva plc, una sociedad multinacional de servicios financieros que cotiza en bolsa, y que cuenta con sede en el Reino Unido. Aviva Investors Canada, Inc. («AIC») está ubicada en Toronto y está registrada en la Comisión de Valores de Ontario («OSC») como Gestor de Cartera, Distribuidor de Mercado Exento y Gestor de Negociación de Materias Primas. Aviva Investors Americas LLC es un asesor de inversiones registrado a nivel federal en la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos. Aviva Investors Americas también cuenta con las funciones de asesor de negociación de materias primas («CTA») y de operador de pools de materias primas («CPO»), registrado ante la Comisión de Negociación de Futuros sobre Materias Primas («CFTC»), y es miembro de la Asociación Nacional de Futuros («NFA»). El Formulario ADV Parte 2A de AIA, que proporciona información sobre antecedentes de la sociedad y de sus prácticas comerciales, está disponible previa solicitud por escrito a: Departamento de Cumplimiento, 225 West Wacker Drive, Suite 2250, Chicago, IL 60606.