La creciente percepción de que los sistemas naturales están bajo presión e incluso a punto de colapsar está propiciando que los gestores de activos analicen con detenimiento los riesgos relacionados con la naturaleza y que las empresas en las que se invierte comprendan su impacto y vinculación con el medio ambiente.
Lea este artículo para saber:
- Por qué es importante el capital natural
- Por qué la lucha contra el cambio climático y la biodiversidad deben ir de la mano
- Los riesgos inherentes a la degradación de la naturaleza y las oportunidades de inversión que surgen al reconsiderar las relaciones con el mundo natural
La Tierra necesita diversidad para poder mantener sus complejos equilibrios. Sin embargo, las especies se están extinguiendo a un ritmo alarmante,1 poniendo en peligro millones de años de investigación y desarrollo evolutivo.
“Los datos sobre la sexta gran extinción de especies son estremecedores”, afirma Julie Zhuang, gestora de carteras de la estrategia de Transición hacia el capital natural de Aviva Investors. “Estas extinciones masivas se atribuyen sobre todo a la explosión de la población humana y al uso intensivo del capital natural —el conjunto de activos, incluidos los seres vivos, la geología, el suelo, el agua y el aire— que se han producido durante el último siglo como consecuencia de la industrialización. La explotación de la naturaleza ha impulsado el crecimiento del PIB mundial, pero a largo plazo tendrá efectos económicos perjudiciales”.
La Tierra necesita lombrices que vivan en las ranas.Necesita bacterias en la tierra para limpiar el agua2, plantas para abastecerse de combustible y captar el carbono, insectos polinizadores para que los frutos se reproduzcan, pájaros para dispersar las semillas y animales depredadores para mantener el equilibrio en la cadena alimentaria. La naturaleza también presta otro importante servicio: el alivio psicológico, que reconforta en momentos de tensión.
El mundo natural produce una gran cantidad de plantas con propiedades medicinales.Funciona como despensa, fábrica de energía, depósito de agua, unidad de aire acondicionado, productor de fertilizantes y pesticidas, proveedor de servicios de limpieza y reciclaje, y permite controlar las inundaciones. Además, sustenta directamente a miles de millones de seres humanos, que dependen de la tierra, y a otros tres mil millones, aproximadamente, que dependen de los alimentos marinos de origen natural y de piscifactoría como fuente principal de proteínas.3 También se utiliza cada vez más como inspiración de diseño, en el ámbito de la biomímesis, para impulsar proyectos de investigación, cuando la imaginación humana resulta insuficiente.
No obstante, al margen de las sociedades tradicionales, estos servicios ecosistémicos —beneficios del mundo natural— han sido infravalorados e incluso despreciados.
Figura 1: Qué nos proporciona la naturaleza

Fuente: Aviva Investors, mayo de 2022
Papel de la naturaleza en la economía
Que las sociedades humanas no formen parte del mundo natural o que no valoren los daños derivados de las acciones del hombre es un error cada vez más evidente. “Lamentablemente, en la actualidad la naturaleza se puede explotar con total libertad”, señala Eugenie Mathieu, analista sénior de impacto y responsable del componente Tierra de la estrategia de Transición hacia el capital natural de Aviva Investors.“Talar bosques vírgenes para crear nuevas tierras de cultivo o verter los efluentes de los gallineros industriales en los ríos locales sale gratis”.
Esta incapacidad para imponer límites ha contribuido a un mundo en el que los seres humanos utilizan demasiados recursos para construir y fabricar (véase la Figura 2) y generan cantidades ingentes de residuos, con consecuencias a largo plazo.
“Es un círculo vicioso”, asegura David Craig, fundador y ex director general de Refinitiv, uno de los mayores proveedores de datos de mercados financieros del mundo, y copresidente del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con la Naturaleza (TNFD, por sus siglas en inglés), el grupo que trabaja en la elaboración de un marco para gestionar e informar sobre los riesgos relacionados con la naturaleza.
“La degradación de la naturaleza está creando un riesgo sustancial para la economía mundial, porque apenas realizamos actividades que no utilicen recursos naturales. Por otra parte, el cambio climático también deteriora la naturaleza, lo que repercute en los recursos naturales que soportan y absorben el carbono, y afecta a las praderas marinas, los arrecifes oceánicos, los bosques, las sabanas, etc.”.(Más información sobre Craig, aquí.)
Pero la situación está cambiando. La COVID-19 —una probable catástrofe originada en la naturaleza— coincide con otros acontecimientos dramáticos. Tres mil millones de seres vivos murieron o se vieron desplazados por los incendios forestales en Australia en 2019 y 2020;5 una magnitud tan enorme que resulta difícil de comprender. Asimismo, el coste humano fue enorme. Según estimaciones recientes, las pérdidas aseguradas superaron con creces la cifra de 1400 millones de dólares.6
Searching for metrics: Local issues, global problem
La situación es cada vez más urgente, porque “la gente ha empezado a percibir la magnitud del riesgo”, explica Craig. Señala las pruebas de estrés llevadas a cabo por los bancos centrales de Brasil, Países Bajos y Francia, que arrojaron datos sorprendentes.
No ha sido posible consensuar un indicador estándar para plasmar el estado del planeta
“El estudio francés concluyó que entre el 40% y el 50% de los préstamos bancarios están expuestos a la naturaleza”, afirma.“Es una cifra considerable, sobre todo cuando se considera junto a la magnitud de la degradación medioambiental. Si empezamos a sumar los factores, se pasa de ‘cuidemos a los osos panda’ a una evaluación seria del riesgo económico y de la realidad”.
Sin embargo, no ha sido posible consensuar un indicador estándar para plasmar el estado del planeta, con el objetivo de gestionar mejores resultados para todos.
“Los factores dependen del contexto, de la ubicación y de la industria; el lugar donde uno se encuentra es importante”, apunta Craig. “No existe una cifra única que recoja esta complejidad, aunque puede encontrarse un conjunto de cifras que lo consiga. El uso del agua se puede medir, al igual que el uso de la tierra, y luego tenemos la métrica STAR (siglas en inglés de ‘Reducción de amenazas y restauración en favor de las especies’) para la biodiversidad, y están surgiendo también otros indicadores. Llegaremos a un conjunto de cifras, pero nunca será tan sencillo como el clima“.
Avanzar hacia un marco común de riesgo de la naturaleza
Las empresas se esfuerzan cada vez más por cuantificar el impacto sobre la biodiversidad. Por su parte, el TNFD, codirigido por Elizabeth Maruma Mrema, secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU, y Craig, intenta acelerar la consecución de un acuerdo sobre un marco para la contabilidad de los riesgos de la naturaleza, de modo que las empresas puedan incorporar una visión de los activos naturales en sus cuentas.
Ayudar a las empresas a centrarse en cómo las alteraciones del mundo natural pueden afectar a sus resultados financieros
La esperanza es que fomente la coherencia, ayudando a las empresas a centrarse en cómo las alteraciones del mundo natural pueden afectar a sus resultados financieros y lo que podría ocurrir en escenarios futuros, con el objetivo de canalizar la inversión hacia resultados más sostenibles.
Los primeros trabajos de los miembros del TNFD se basan en los cuatro pilares (gobernanza, estrategia, gestión de riesgos, métricas y objetivos) ya establecidos por el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés). El TNFD publicó sus propuestas iniciales en marzo de 2022, y las concretará en 2022 y 2023.
Por qué los inversores deben comprender mejor las debilidades de los ecosistemas
No se trata de un ejercicio conceptual: el riesgo natural es relevante y elevado en la actualidad. En el sector pesquero japonés, por ejemplo, las capturas llevan más de 15 años a la deriva.7
Al margen de la pesca y la agricultura, numerosas empresas están expuestas a la escasez de agua, en parte motivada porque las sequías se han más que duplicado en los últimos 40 años en gran parte del planeta..8 Un análisis reciente apunta a que algunas empresas agrícolas y de productos de consumo podrían verse afectadas por la escasez de agua (más del 40% de los beneficios antes de impuestos).9 Las empresas que utilizan las vías fluviales para el transporte podrían sufrir otros efectos en sus beneficios. Recordemos que el bajo nivel de las aguas del Rin obligó al fabricante de productos químicos BASF a suspender algunas operaciones en 2018 al no poder obtener las materias primas que necesitaba.10
Hay oportunidades para las empresas que desarrollan ideas de economía circular
Si la escasez de agua se convierte en un problema mayor, cabe esperar que las empresas más contaminantes se enfrenten a un mayor grado de control, exponiéndose a multas y litigios.
La cara más positiva de la moneda son las oportunidades para las empresas que crean ideas de economía circular, desarrollan tecnologías para utilizar los recursos de forma más moderada, diseñan soluciones respetuosas con la naturaleza y se centran en el desarrollo sostenible. Todos estos ámbitos de crecimiento están siendo analizados por investigadores, empresarios e inversores.
“Los inversores también pueden destinar capital a los líderes de la transición en sus respectivos sectores —empresas que avanzan en la dirección correcta en cuanto a su gestión del capital natural y el riesgo medioambiental— y comprometerse con ellas para avanzar cada vez más rápido”, añade Zhuang. “Las empresas que adopten las medidas correctas en este momento obtendrán mejores resultados a largo plazo, medidos tanto por la rentabilidad financiera como por su impacto en la naturaleza”.
La producción agroalimentaria, considerada una de las áreas con mayores emisiones de carbono y metano, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento del suelo y el uso intensivo de agua, ofrecen oportunidades concretas. La reducción del desperdicio de alimentos es otra prioridad. Si las empresas se centran más en el seguimiento de los ecosistemas, es posible que sus beneficios se vean reforzados por la mejora de la gestión de la biodiversidad y los riesgos medioambientales.
Medir y comparar el riesgo de la naturaleza: la perspectiva de un gestor de carteras
“Un único dato sobre las emisiones de gases de efecto invernadero puede mostrar diferencias significativas entre empresas de distintos sectores, pero en el caso de la biodiversidad, cada sector tiene impactos muy diferentes que no son fáciles de medir o comparar.
Los inversores necesitan hacerse una idea de los riesgos que son relevantes a nivel sectorial, utilizando datos de diversas fuentes. Grupos independientes o sin ánimo de lucro, como la World Benchmarking Alliance, CDP, Forest 500, el Sustainability Policy Transparency Toolkit de la Zoological Society of London, la Farm Animal Investment Risk and Return Initiative y el Fashion Transparency Index, han llevado a cabo investigaciones sobre los impactos de la biodiversidad en sectores específicos.
Otra herramienta útil es ENCORE (siglas en inglés de ‘Exploración de oportunidades, riesgos y exposición del capital natural’), desarrollada por la Natural Capital Finance Alliance en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que evalúa el impacto de 177 sectores en 11 aspectos de la naturaleza, como la contaminación del suelo y el agua, la alteración de los ecosistemas y las emisiones de GEI. Nuestro modelo de riesgo de transición propio se basa en estos conjuntos de datos, además de en otros”.
Julie Zhuang
Portfolio Manager, estrategia de Transición hacia el capital natural de Aviva Investors