La resistencia cada vez mayor a los antibióticos causa ya más de un millón de muertes al año. Si no se toman medidas, el crecimiento mundial podría detenerse de manera sustancial y peligrar la salud de los seres humanos y los ecosistemas. Aunque el compromiso de los inversores con las empresas farmacéuticas es importante, Abigail Herron explica por qué conseguir el apoyo de los gobiernos y de los principales responsables políticos será incluso más decisivo en la búsqueda de una solución.
Lea este artículo para comprender:
- Por qué el aumento de la resistencia antimicrobiana es un enorme fracaso del mercado
- Por qué es importante para los inversores, las personas y el planeta
- Cómo los inversores están apostando más por el compromiso para obtener el apoyo de gobiernos y responsables políticos
La Organización Mundial de la Salud ha estimado que los antibióticos nos han proporcionado a cada uno una media de 20 años más de vida.
Un estudio de 2021 publicado en The Lancet confirma este hecho y explica que, entre 1950 y 2017, los antibióticos ayudaron a reducir la mortalidad entre los menores de cinco años de 216 muertes a 39 por cada 1000 niños nacidos vivos y contribuyeron a aumentar la esperanza de vida masculina de los 48 a los 71 años1.
En el mundo desarrollado, los antibióticos han supuesto un éxito tal que ni siquiera cuestionamos su disponibilidad. Siempre están ahí para sustentar la medicina moderna, listos para ayudarnos a combatir todo tipo de bacterias, hasta el punto de olvidarnos de que las infecciones son particularmente peligrosas. Los antibióticos también forman una parte esencial de los procedimientos médicos modernos, como la quimioterapia y el trasplante de órganos.
Sin embargo, al utilizarlos en exceso, estamos incrementando la aparición de cepas resistentes a los fármacos, lo que se conoce como "resistencia antimicrobiana" o RAM. Al haber antibióticos por todos lados, hay cada vez más bacterias expuestas, lo que hace que las más resistentes sobrevivan y se multipliquen.
En un escenario catastrófico, si estas "superbacterias" se propagaran, de nuevo lo más probable sería que muriéramos por una simple infección, que arriesgáramos la vida cada vez que nos sometiéramos a una cirugía rutinaria, que la mortalidad infantil se disparase y que nuestra esperanza de vida cayera otra vez en picado a niveles de hace 100 años.
De hecho, el informe de investigación global sobre resistencia antimicrobiana publicado en The Lancet en enero de 2022 reveló que, en 2019, la RAM era ya la causa directa de al menos 1,27 millones de muertes en todo el mundo, lo que la convertía en la tercera causa de muerte; un reto sanitario comparable al VIH, la tuberculosis y la malaria2.
Múltiples fallos de mercado
La RAM es la nueva frontera de los criterios ESG: una pieza enorme que se echa en falta en acuerdos multilaterales de gran importancia, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Reglamento de la UE sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR, por sus siglas en inglés). Si nos fijamos en los ODS, muchos de los objetivos resultan casi imposibles de alcanzar en un contexto de resistencia a los antibióticos3.
No obstante, el uso excesivo de antibióticos en la ganadería y la atención sanitaria y los fallos en el tratamiento del agua están dando lugar a una mayor resistencia, al tiempo que se reducen la investigación y el desarrollo (I+D) de nuevos antibióticos. Estos problemas se ven agravados por diversos factores interrelacionados, que solo los responsables políticos pueden resolver de manera global (consulte el artículo en inglés "La COVID-19 y la resistencia antimicrobiana: ¿la próxima crisis sanitaria?").
¿Por qué es importante para los inversores?
Un informe de 2016 del Banco Mundial estimó que, si no se adoptaban medidas, la RAM podría originar una caída del PIB mundial anual de hasta un 3,8 %, conducir a 28 millones de personas más a la extrema pobreza, reducir las exportaciones reales mundiales hasta en un 3,8 %, inflar los costes sanitarios en hasta 1 billón de dólares al año y disminuir la producción ganadera anual en hasta un 7,5 % en todo el mundo (figura 1). Cualquiera de estas cifras bastaría para influir en las inversiones de manera considerable, pero algunos sectores están especialmente en peligro, incluidos el sector farmacéutico, la ganadería y los servicios públicos4.
Uso excesivo en la agricultura
La prescripción excesiva en personas se debe en parte a la relación entre los proveedores de atención sanitaria y las empresas farmacéuticas. Esto es especialmente destacable en países donde las ventas de fármacos constituyen una parte muy importante de los ingresos que perciben los proveedores de atención sanitaria.
Sin embargo, con mucho, el ámbito en el que más se emplean los antibióticos y la principal fuente de resistencia resulta ser la ganadería; en especial, las granjas intensivas. El hecho de que los ganaderos mantengan a los animales tan cerca unos de otros hace que, cuando uno enferme, la enfermedad se propague como la pólvora. Para evitarlo, dan antibióticos a los animales de manera profiláctica (es decir, preventivamente). Valiosos antibióticos que únicamente deberíamos utilizar como último recurso para combatir infecciones potencialmente mortales se trituran y se emplean a diario como alimento para el ganado.
En Estados Unidos, cerca del 80 % de los antibióticos por peso se utilizan en la ganadería intensiva, lo que genera alrededor del 98 % de la proteína animal. El panorama no pinta mucho mejor en Europa: según la agencia danesa de alimentación y fármacos, los cerdos criados de manera tradicional reciben hasta 20 veces más antibióticos que los cerdos ecológicos criados en libertad5.
El índice de productores de proteínas Coller FAIRR 2020 halló que, en 60 de las empresas de carne, pescado y lácteos más grandes del mundo, el 70 % tenía niveles de control de los antibióticos extremadamente deficientes, lo que contribuía al crecimiento de la RAM6. Incluso las explotaciones de frutas y verduras ecológicas pueden propagar la RAM al terreno y a los cultivos alimentarios a consecuencia del uso como fertilizante del estiércol procedente de granjas convencionales7.
Con todo, dar más espacio al ganado, mejorar su cuidado y vacunarlo para reducir el uso de antibióticos exigiría un cambio drástico en la manera de gestionar las granjas y aumentaría considerablemente los costes. A menos que cambie la normativa, los ganaderos tienen pocos incentivos financieros para llevar esto a cabo.
Tratamiento del agua
Sin contar las aguas residuales de la ganadería que usa los antibióticos de forma intensiva, que en sí misma podría influir enormemente en la calidad del agua y el aumento de la RAM, los productores de medicamentos también deben realizar progresos en relación con la gestión responsable de sus aguas residuales. En países con normativas medioambientales deficientes, los residuos líquidos de las fábricas que producen antibióticos a menudo se vierten en entornos tales como los ríos, y los principios farmacéuticos pueden hacer que las bacterias adquieran nuevas y peligrosas formas de resistencia. Y aunque dos tercios de las instalaciones de las grandes empresas de investigación respetan ahora los límites de vertidos de sustancias antibacterianas, solo el 5,2 por ciento de las plantas de proveedores externos lo hacen, según el informe "2021 Antimicrobial Resistance Benchmark"8.
Además, incluso en los países desarrollados, las empresas de servicios públicos no siempre disponen de métodos de tratamiento de aguas adecuados para eliminar los antibióticos del sistema hídrico, en especial cerca de los grandes hospitales9.
Sin embargo, la gestión responsable de las aguas residuales, ya sea para plantas de producción o empresas de servicios públicos, implica un coste que no se puede monetizar, lo que revela un segundo fallo del mercado, dado que las empresas no cuentan con incentivos para mantener los antibióticos alejados de los sistemas hídricos.
Falta de I+D
La justificación financiera para desarrollar un nuevo antibiótico no refleja su valor para la salud pública ni las inversiones realizadas en la fase de I+D. En otras palabras, hay un resquebrajamiento total de la economía de los antibióticos.
Esperamos que sean baratos y que se pueda disponer de ellos con facilidad y, dado el riesgo que implica la RAM, debemos descubrir otros nuevos, pero no para venderlos, sino para mantenerlos almacenados y utilizarlos solo cuando todo lo demás falle. Pero encontrar nuevos antibióticos lleva tiempo y resulta caro. Una vez más, los órganos de dirección de las grandes empresas farmacéuticas no ven ningún incentivo en invertir miles de millones de dólares y diez años para descubrir un nuevo antibiótico que, en el mejor de los casos, se tendrá que vender por un precio bajo y que, en el peor de los casos, no se venderá.
Las implicaciones en el capital natural
La RAM constituye un grave riesgo para la salud de los seres humanos, pero además tiene consecuencias muy importantes para la biodiversidad y los ecosistemas10. Al introducirse en el sistema hídrico y en el suelo, los antibióticos pueden influir en la calidad del agua y del terreno y, desde allí, afectar a la vida silvestre: a los peces de agua dulce y a los animales que los comen, a la fauna marina que vive cerca de la desembocadura de los ríos, y a los hongos y bacterias indispensables que hacen que el suelo sea productivo y uno de los sumideros de carbono más potentes que existen11.
Impacto potencial de la RAM para 2050
28 millones
Número de personas que se prevé que caigan en la pobreza debido a la RAM
Hasta el 7,5%
Descenso de la producción ganadera mundial
Hasta 1 billón de dólares estadounidenses
Aumento global de los costes sanitarios
Hasta el 3,8%
Disminución de las exportaciones mundiales
Fuente: Banco Mundial, 19 de septiembre de 2016.
Qué pueden hacer los inversores
En lo que respecta a la RAM, la OMS habla de un planteamiento "de salud única", lo que significa garantizar que los antibióticos estén disponibles tanto para los seres humanos como para los animales y fomentar esfuerzos de colaboración de diversas disciplinas que trabajan en el plano local, nacional e internacional, con el fin de lograr una salud óptima para las personas, los animales y el entorno12.
Se pueden adoptar algunas medidas con la participación de empresas individuales, como animar a las empresas cárnicas a adoptar prácticas recomendadas, a las empresas farmacéuticas a tratar los residuos líquidos de manera responsable y a las empresas de servicios públicos a reforzar el tratamiento del agua cerca de grandes hospitales13.
Sin embargo, con fallos de mercado tan significativos, las grandes coaliciones de inversores y las iniciativas de administración macroeconómica centradas en lograr el compromiso de quienes formulan las políticas adquieren una importancia crucial.
En enero de 2020, el Departamento de Salud y Atención Social del Reino Unido, FAIRR, los Principios para la Inversión Responsable y el Antimicrobial Resistance Benchmark lanzaron la iniciativa "Investor Action on AMR" en el Foro Económico Mundial en Davos, un proyecto de cinco años para incorporar la RAM a la agenda de los inversores14.
Como reconoció la profesora Dame Sally Davies en una reciente carta dirigida a Amanda Blanc y Mark Versey, los directores ejecutivos de Aviva plc y Aviva Investors utilizaron con éxito su influencia para convencer a los ministros de finanzas del G7 de que se comprometieran a colaborar con inversores, responsables políticos y empresas para mitigar la RAM. En sus prioridades de la presidencia del G7, publicadas a principios de 2022, el gobierno alemán confirmó este compromiso, al igual que hizo el trío de Estados que presiden el Consejo de la UE, esto es, Francia, Suecia y República Checa15,16.
Al unirse a coaliciones como la iniciativa "Investor Action on AMR" y a través del compromiso con los responsables políticos, los inversores se asegurarán de que el tema no se caiga en ningún momento de la agenda, de modo que, por ejemplo, los ministros de finanzas del G7 asignen los recursos correspondientes y que el G20 siga adelante con su propuesta reciente de crear una Junta Mundial de Salud, a partir del exitoso modelo de la Junta de Estabilidad Financiera establecida en respuesta a la crisis financiera mundial de 200817.
Como muestran estos ejemplos, la buena noticia es que muchos gobiernos y organizaciones multilaterales están tomando conciencia de la urgencia del problema y es probable que aplaudan la participación de los inversores. No hay tiempo que perder.
"Al unirse a coaliciones como la iniciativa ‘Investor Action on AMR’ y a través del compromiso con los responsables políticos, los inversores se asegurarán de que el tema no se caiga en ningún momento de la agenda"
Abigail Herron
Global Head of ESG and Strategic Partnerships